martes, 18 de septiembre de 2007

Composición

La composición nos ayuda a expresar lo que deseamos y que produzcamos en la mente del observador el efecto que nosotros buscamos. Mediante la ordenación de los diferentes elementos en la imagen hacemos que la atención se centre primero en unos elementos y luego en otros.
La composición de una fotografía es, en cierto modo, un arte... y como tal no existen reglas ni limitaciones que hagan que una determinada composición sea mejor que otra; no obstante, basándose en los elementos comunes conocidos respecto al modo en que los seres humanos percibimos y subjetivizamos las imágenes se han documentado una serie de guías que todo fotógrafo debería conocer y tener en cuenta para mejorar la transmisión de los elementos objetivos y subjetivos del tema y motivo de la imagen al espectador.

Elementos y herramientas básicas de la composición

El ser humano cuando percibe una imagen suele hacerlo de una determinada forma y en un determinado orden; además, existen ciertos aspectos en una imagen que ayudan a captar en general la atención del cerebro y que suelen evocar ciertas sensaciones o sentimientos.
Cuando se compone una fotografía que pretenda ser algo más que una instantánea de un hecho, es decir, cuando se pretenden transmitir sensaciones o resaltar ciertos mensajes con una fotografía es preciso conocer cómo funcionan estos mecanismos de la percepción del ser humano de cara a aplicar las técnicas oportunas para transmitir lo que deseamos. En cierto modo, se puede decir que la composición es como un lenguaje subliminal para transmitir sentimientos a través de las imágenes.
Algunos elementos con los que se puede jugar en la composición son:
* La atracción de la atención hacia el centro de interés, el motivo de la imagen.
* La textura y sensaciones de tacto que puede evocar la imagen.
* La forma y el volumen de los objetos, así como la sensación de profundidad de éstos en la escena.
* El contraste como elemento de atracción y resalte: contraste en el tono, el tema, los motivos,...
* La fuerza del color o su ausencia.
Para trabajar estos elementos, para moldear y transmitir mensajes en este lenguaje visual, el fotógrafo tiene a su disposición múltiples herramientas:
* Encuadre del motivo y su entorno
* Colocación de los objetos dentro del encuadre
* Enfoque total o selectivo
* Perspectiva y ángulo de la toma
* Iluminación de la escena
Encuadre
El encuadre es aquello que el fotógrafo sitúa dentro de la fotografía, la porción de escena que elige captar. Ante un mismo motivo cada fotógrafo puede elegir hacer una fotografía diferente captando unos u otros elementos.
En esta selección de lo que sitúa dentro de la fotografía y cómo se hace, aunque ninguna es norma estricta, existen algunas directrices que se pueden tener en cuenta, a saber:
En toda escena suele existir un motivo (aquello que deseamos destacar, el centro de interés) y fondo (aquello que rodea, decora y/o da sentido al motivo). Para resaltar el motivo el fotógrafo debe llenar el encuadre con él, esto es, hacer que ése sea el objeto principal en la escena; de este modo excluiremos del encuadre otros objetos que puedan distraer la atención del espectador sobre el que el fotógrafo ha seleccionado.
A pesar de lo dicho en el punto anterior, es importante en el encuadre dejar un cierto margen alrededor del motivo para no atosigar la imagen. Este margen actuará como marco del motivo y, por tanto, deberá ser normalmente además igual por todos los lados de la fotografía.
La línea del horizonte suele ser una referencia visual clave para el ser humano. Normalmente ésta debe mantenerse recta, horizontal. La percepción de una línea del horizonte inclinada suele llamar la atención y, si no está justificada, da al espectador la sensación de que los objetos se vayan a caer hacia ese lado, lo cual no suele producir buenas sensaciones.
Otro factor comunicativo importante en fotografía es la elección del formato del encuadre. La mayoría de los elementos fotosensibles (películas o sensores de imagen) tienen un formato rectangular y habrá por tanto la posibilidad de elegir un encuadre horizontal, vertical o inclinado: cada uno de ellos transmite sensaciones diferentes y tiene su campo de aplicabilidad:
El encuadre horizontal sugiere quietud, tranquilidad y suele utilizarse normalmente para paisajes y para retratos de grupo.
El encuadre vertical sugiere fuerza, firmeza y es el más apropiado normalmente para retratos (entre otras cosas porque los seres humanos somos más altos que anchos).
El encuadre inclinado transmite dinamismo y fuerza y suele utilizarse como recurso ocasional para resaltar estas cualidades en el motivo de la fotografía.
Colocación de los objetos dentro del encuadre
Es importante repetir otra vez que no existen reglas rígidas respecto a la composición y mucho menos con respecto a dónde deben colocarse los objetos dentro del encuadre, no obstante, es importante que el fotógrafo conozca algunos recursos cuya eficacia está demostrada y que pueden ser de utilidad para resaltar el motivo o transmitir distintas sensaciones.
En las culturas occidentales, derivado de los sistemas de escritura, las personas acostumbramos a mirar de arriba a abajo y de izquierda a derecha (en las culturas árabes y orientales dependerá igualmente de su sistema de escritura). Además, la mirada no se mueve normalmente de forma uniforme sino que se suele detener en ciertos puntos equiespaciados al mismo tiempo que avanza en el recorrido que esté siguiendo. En estos puntos es donde se concentra por defecto el interés del espectador y es donde debemos colocar el motivo que deseemos resaltar en nuestras fotografías. De esta forma nace la llamada
regla de los tercios, que nos indica que si dividimos imaginariamente la imagen en nueve cuadrículas iguales, sus puntos de intersección son los que mayor atención recibirán del espectador (y en el orden antes indicado).
Debido a esto podrá deducirse igualmente que el motivo no debe ir centrado en el encuadre sino que es preferible desplazarlo ligeramente a la izquierda ya que así se obtienen imágenes menos simplistas, más atractivas y que ayudan al ojo a recorrer los puntos de atención.
Por otro lado el fotógrafo debe tener presentes las líneas dominantes de la composición que está realizando y utilizarlas para dirigir la atención del espectador, no desviarla. Se puede hallar una línea casi en cualquier cosa. Una de las normas más populares de la composición se basa en la repetición de las líneas y objetos, especialmente cuando el tema es una estructura. Las líneas pueden ser, horizontales, verticales, curvas u oblicuas. Las diagonales y líneas en "S" son mucho más interesante que las líneas paralelas, se utilizan para imprimir un cierto movimiento a las fotos.
El caso más básico de línea dominante es la de horizonte. La línea de horizonte actúa de referente para el espectador y es conveniente colocarla recta (no inclinada) y no en el centro vertical de la imagen sino a dos tercios (por arriba o por abajo) ya que si se coloca la línea del horizonte al centro se obtendrá una imagen descriptiva, inexpresiva; mientras que al bajarla o subirla estamos primando el cielo, el mar o la tierra como fondo (o incluso motivo) de la imagen.
Otro caso típico son las líneas diagonales que a menudo se forman en las fotografías: pe. una barandilla de un paseo, una acera, un camino... todos estos elementos forman líneas dominantes en la fotografía y pueden, por tanto, ser usados para conducir la atención. Un recurso habitual es colocar estas líneas en las diagonales de la fotografía haciéndolas coincidir con una o más eesquinas de la misma: así el ojo recorrerá esas líneas desde las esquinas a los centros de interés ayudando a dirigir hacia ellos la atención del espectador.
Al cortar las líneas dominantes con uno de los lados de la fotografía ésta parece interrumpirse bruscamente, mientras que al llevar una línea a una esquina da la sensación de continuidad.
Finalmente, es importante resaltar dos casos especiales de líneas dominantes: la mirada y el movimiento.
La mirada de un ser humano traza una línea dominante imaginaria en la foto de gran fuerza expresiva que debe ser respetada y resaltada por el fotógrafo. Cuando la persona retratada está mirando hacia algo debe abrirse el encuadre situando a la persona a un lado y dejando un espacio libre delante de ella para ser ocupado por su mirada.
Una persona u objeto en movimiento también describe una línea dominante imaginaria que es su trayectoria y que también puede tener gran fuerza expresiva. Cuando el motivo esté entrando en la escena es conveniente abrir el encuadre nuevamente y dejarle un espacio libre delante para que sea ocupado por su trayectoria y resaltar el efecto de movimiento.
Enfoque total o selectivo
El enfoque es otro de los elementos fundamentales para dirigir la atención del espectador y resaltar los motivos de nuestras composiciones.
El anillo de enfoque de la
cámara fotográfica nos permite enfocar a distintas distancias y controlando la apertura del diafragma y el tiempo de exposición del obturador podemos conseguir mayor o menor profundidad de campo en la imagen y también enfoques selectivos.
El primer gran recurso artístico del enfoque selectivo es claro: resaltar el elemento enfocado (el motivo) frente a todo lo demás que está desenfocado (fondo). Este recurso es muy poderoso a la hora de fijar el centro de interés de la fotografía y todo buen fotógrafo hace uso profuso de él.
El enfoque selectivo no deja de ser una aplicación de una reducida
profundidad de campo. En fotografía de paisajes, en general, es preferible una gran profundidad de campo para abarcar todos los detalles con nitidez en todas las zonas de la fotografía. No obstante, para el retrato, la fotografía del detalle y muchas otras ocasiones suele ser preferible una profundidad de campo limitada para que sólo aquello que interesa al fotógrafo aparezca nítido.
Perspectiva y ángulo de la toma
El ser humano, por su propia constitución física, está acostumbrado a ver las cosas desde aproximadamente 1,60 m. de altura y de frente. Las imágenes así se captan de forma clara y descriptiva, si bien no aportan ninguna originalidad.
La variación del punto de vista aporta perspectivas diferentes con elementos inesperados que a menudo captan más la atención. Es por esto que existen infinidad de recursos fotográficos en este sentido siendo la directriz general el que el fotógrafo debe estudiar el motivo y la escena buscando puntos de vista innovadores y/o más atractivos para el espectador.
Teniendo en cuenta esta premisa general existen ciertas técnicas ampliamente utilizadas entre los fotógrafos:
El picado consiste en fotografiar un motivo desde arriba hacia abajo y ayuda a resaltar lo pequeño de ciertos objetos ya que proporciona un punto de vista de superioridad. Al mismo tiempo es contraproducente en general su uso en fotografía de personas (especialmente niños) o animales precisamente porque ayuda a verlos como inferiores, les resta importancia y, además, si se fotografía de cerca puede deformar las proporciones de la cabeza con respecto al cuerpo.
El contrapicado es la perspectiva contraria al picado, es decir, consiste en fotografiar un motivo desde abajo hacia arriba y ayuda a resaltar la grandiosidad de un elemento. Se suele utilizar para fotografiar edificios o monumento y también deforma la perspectiva acentuándose este efecto cuanto más cerca se esté del motivo.
La toma a rás consiste en sacar la fotografía a rás de suelo o del objeto y ayuda a sorprender al espectador con imágenes que un ser humano no acostumbra a ver ya que no se suele colocar en ese nivel de visión. Esta ángulo se suele utilizar para fotografiar motivos pequeños en su entorno natural a los que no prestamos habitualmente mucha atención.
Iluminación y color. Forma y volumen
El control de la luz y el color por parte del fotógrafo es otra herramienta poderosa a la hora de transmitir sensaciones que van más allá de la percepción visual y para dirigir la atención. Véase el artículo
iluminación en fotografía para mayor detalle.
Así, por ejemplo, para resaltar el motivo es conveniente buscar un contraste de tono y/o color entre el motivo y el fondo. También es conveniente simplificar la composición, buscar fondos uniformes y pocos colores muy marcados en la foto; evitar los fondos llenos de detalles que puedan distraer la atención. En general es más impactante una fotografía con pocos elementos y pocos colores muy contrastados que una fotografía con muchos elementos en los que ninguno resalta especialmente sobre el resto.
Una opción vistosa para resaltar algunos motivos puede ser la de utilizar un marco natural que lo rodee como fondo (pe. un pórtico, el marco de una ventana, arreglos vegetales,...) y cuando se fotografía a objetos de tamaños usuales, para evitar que sobre el papel ya no parezcan tan impresionantes, se suele colocar en el encuadre algún objeto de un tamaño conocido para el espectador que le permita a éste establecer una comparación de volúmenes.
Del mismo modo, los distintos tipos de luz solar pueden producir distintos tipos de sombras y matices afectando a la percepción de las texturas y los volúmenes:
La luz del mediodía es una luz dura, intensa y que elimina las sombras, lo cual afecta negativamente a la percepción del volumen y los matices de la superficie de los objetos. En general no suele ser buena para la fotografía.
La luz de la mañana ilumina con tonos frescos apastelados y difumina normalmente los detalles lejanos.
La luz del atardecer ilumina lateralmente y con tonos dorados y cálidos produciendo sombras ténues y sutiles que resaltan la textura de los objetos y su volumen.
Según las estaciones la luz también es ligeramente diferente y ello también afecta a estos parámetros, y, por supuesto, el tiempo metereológico también es crucial en este aspecto. Lo importante es que el fotógrafo sea consciente de la iluminación de que dispone en cada momento y su efecto sobre la fotografía de modo que pueda intentar contrarrestarlo (pe. con iluminación artificial, con un filtro, ...) o simplemente cambiar de lugar o de punto de vista para realizar la toma en mejores condiciones.
El color también es importante ya que puede ser utilizado como otro recurso expresivo más. La saturación de color evoca intensidad y los tonos suaves tranquilidad. La cantidad de colores y su gama afecta también a la percepción del espectador y a las sensaciones que en él se pueden evocar.
Finalmente, la fotografía en blanco y negro es también muy impactante y ayuda a resaltar mejor los contrastes y las variaciones tonales (por ejemplo de la piel). Además ayuda a que el color no distraiga de otros recursos expresivos (como la forma, la textura, la expresión de una cara) que el fotógrafo desee primar.

Directrices específicas para retratos

El retrato es uno de los grandes géneros de la fotografía ya que toma al propio ser humano y su complejidad como centro y motivo de la fotografía. Las capacidades expresivas de este género son inmensas, si bien es preciso que el fotógrafo sea capaz de transmitir las cualidades que desea resaltar utilizando apropiadamente todos los elementos a su disposición.
Desde el punto de vista de la composición existen múltiples directrices comunmente aceptadas:
En general, no se debe cortar una foto de una persona por las articulaciones, ya que esto puede dar la sensación de que esa persona tiene un miembro amputado.
Del mismo modo, tampoco debe cortarse un retrato por la barbilla. Si se va a llenar encuadre con la cara de una persona es preferible cortar por la frente o por la frente y la barbilla al mismo tiempo.
Debe evitarse un primer plano frontal desde cerca ya que se deformarán las proporciones faciales de la persona retratada.
Debe evitarse cortar las manos o los pies de las personas retratadas ya que son elementos expresivos muy fuertes en el ser humano.
Como se indicaba antes, para fotografiar a niños no deben hacerse picados, es mejor bajar a la altura de sus ojos ya que así obtendremos imágenes más realistas y proporcionales.
El movimiento
El movimiento es uno de los principales motores de expresividad en la fotografía ya que los seres y objetos fotografiados a menudo están en movimiento mientras que la fotografía es eminentemente una intantánea congelada en la que nada se mueve.
La expresión del movimiento se consigue fundamentalmente actuando sobre el
obturador y el diafragma y combinando estos elementos con otros como el enfoque selectivo.
Los dos efectos más habituales con respecto al movimiento son:
Congelación de movimiento, es decir, conseguir que una imagen de alto dinamismo en pleno movimiento aparezca como congelada en medio de ese movimiento de modo que proporcione al espectador la visión de un instante que normalmente el ser humano no capta de forma separada y estática. Ejemplos típicos de este efecto puede ser una fotografía de las gotas de un arroyo cayendo o un patinador en el aire en medio de un salto, etc.
Desplazamiento del motivo, es decir, ajustar un
tiempo de exposición suficientemente lento en la cámara como para que el movimiento del motivo a fotografiar, que está en movimiento, aparezca desplazado (movido) dentro de una foto en la que todo lo demás aparece nítidamente (no movido). Del mismo modo también se puede conseguir (con un barrido fotográfico perpendicular al motivo) captar una instantánea en la que el motivo permanezca nítido mientras que todo lo demás en la foto aparezca movido. Este efecto resalta de un modo espectacular el movimiento de los objetos y puede ayudar incluso a captar la atención hacia el motivo si bien su consecución requiere muchas veces de habilidad con los controles de la cámara y seguramente con un trípode.


miércoles, 5 de septiembre de 2007

LA CÁMARA FOTOGRÁFICA


Una cámara fotográfica es una caja oscura que deja pasar la luz el tiempo justo para que ésta imprima en una película, sensible a la luz, la imagen enfocada.
Los elementos más básicos de la fotografía son la cámara, el sujeto u objeto que se va a fotografiar y la luz existente.
La cámara tiene un objetivo en un extremo que enfoca un rayo de luz desde el sujeto a la película. En el otro extremo existe un compartimento para la película. Una abertura variable o diafragma, limita el tamaño del rayo de luz que penetra (apertura de diafragma). Un obturador controla el tiempo que la película está expuesta a la luz (tiempo de exposición). Se observa la escena a través de un visor. Para elegir el momento de la exposición posee un disparador.

ELEMENTOS QUE CONTIENE UNA CÁMARA
El objetivo: enfoca un rayo de luz desde el sujeto a la película. Consta de una o varias lentes de forma convexa que proyecta los rayos de luz que lo atraviesan en un punto llamado foco. Cuando enfocamos con la cámara en realidad alejamos o acercamos el objetivo para obtener un foco nítido.
La distancia entre el foco y el diafragma del objetivo es lo que llamamos la distancia focal. Modificando la distancia focal se consigue enfocar al sujeto más de cerca o más lejos. Con una distancia focal de 50 mm se consigue una visión lo más parecida al ojo humano.
Todo objetivo tiene una distancia mínima respecto al sujeto. Si tratamos de hacer una fotografía por debajo de dicha distancia el objetivo no podrá enfocar.

Tipos de objetivos.- Veamos los cinco tipos de objetivos que hay.
Normal: los objetivos normales tienen una distancia focal de 50 mm para darle una perspectiva similar a la del ojo humano. Se recomiendan para la fotografía de propósitos generales y son ideales para aprender los principios básicos de la fotografía.
Gran angular: los objetivos de gran angular (distancias focales de menos de 50 mm) capturan tomas más anchas que la normal. Le dan una mayor sensación de profundidad y son útiles para fotografiar paisajes o grupos de personas.
Teleobjetivo: los teleobjetivos tienen distancias focales de más de 50 mm y permiten hacer fotografías a gran distancia. Son también ideales para hacer retratos y primeros planos.


Macro: sirven para obtener un acercamiento máximo. La distancia mínima del objetivo al sujeto es muy inferior al resto de tipos de objetivo. También son ideales para fotografiar insectos y flores.


Zoom: este tipo de objetivo permite, a diferencia del resto, variar la distancia focal sin cambiar el objetivo. Con esta característica se encuentran los zooms gran angular y teleobjetivos. Son los más versátiles y la opción más económica para tener un rango de distancias focales. Por el contrario, este tipo de objetivo ofrece menor luminosidad que los demás.

El compartimento de la película: es el hueco donde se aloja la película. En él no puede entrar la luz más que en el momento de la exposición, y a través del obturador. Si no es así la película se velará y se perderán las fotos.
Por cada exposición el carrete va avanzando y enrollándose en un cilindro. Cuando se acabe la película se volverá a enrollar dentro del carrete, y así estar protegida de la luz al sacarla de la cámara.
A la hora de manipular la película dentro de compartimento se debe mantener fuera del polvo y no presionar el obturador, que pueden ser unas delicadas cortinillas como en la imagen.

El diafragma: es una parte del objetivo que limita el rayo de luz que penetra. Funciona como el iris del ojo humano, abriéndose o cerrándose para permitir que entre más o menos luz.
Lo abierto que está el objetivo es lo que se llama apertura de diafragma.
En las cámaras manuales controlamos el diafragma mediante una rueda del objetivo y en las cámaras automáticas se puede regular mediante botones.
Los objetivos tienen una apertura máxima, por ello, si son objetivos con distancia focal fija la apertura máxima es fija, para zooms la apertura máxima va cambiando según varía la distancia focal.
Para conseguir el equilibrio de luz en cada exposición se combina la apertura de diafragma con el tiempo de exposición. Es decir, que si se aumenta la apertura de diafragma (más luminosidad) hay que reducir el tiempo de exposición (tiempo que la película está expuesta a la luz) o si no la fotografía sería muy clara (sobreexpuesta). Igualmente, para captar la luz que hay en la escena, si se reduce la apertura de diafragma (menos luminosidad) hay que alargar la exposición, sino quedaría una imagen oscura (subexpuesta).
La apertura de diafragma se mide en números f. El menor de los números indica la apertura máxima. La relación entre los números f es que cada vez que se pasa de un número a uno menor, la luminosidad se reduce a la mitad, de modo que f11, por ejemplo, tiene el doble de luminosidad que f16 y la mitad que f8.
La escala de números f básica es la siguiente:
f1, f1.4, f2, f2.8, f4, f5.6, f8, f11, f16, f22, f32, f45...
Ejemplo de una exposición.- Estas dos fotografías serán capaces de captar la misma luminosidad. La primera aumentará la apertura de diafragma (reduciendo el tiempo de exposición). La segunda duplicará el tiempo de exposición. Para que la imagen no resulte clara (sobreexpuesta) se cierra el diafragma, dejando pasar la mitad de luz que en el caso anterior.
Aunque ambas capten la misma luminosidad encontraremos diferencias entre ellas. Estas diferencias se entenderán en el próximo tema "cómo hacer fotos".
Tiempo exposición: 1/120
Apertura: f5.6
La misma exposición:
Tiempo exposición: 1/60
Apertura: f8


El obturador: limita el tiempo que el rayo de luz penetra en la cámara y expone la película. Mediante el obturador se controla el tiempo necesario para que la película se exponga el tiempo justo a la luz.
El obturador es un mecanismo muy preciso y rápido que permite limitar la exposición a tiempos muy pequeños.
Habitualmente los tiempos de exposición varían desde segundos (para condiciones de luz muy malas) a milésimas de segundo (para fotografías muy rápidas). Los tiempos más usuales, en segundos, son:
...4, 2, 1, 1/2, 1/4, 1/8, 1/15, 1/30, 1/60, 1/125, 1/250, 1/500, 1/1000, 1/2000...
En las cámaras manuales el tiempo de exposición se regula mediante una rueda similar a la de la imagen y en las cámaras automáticas se regula mediante botones. Por ejemplo, la velocidad 125 corresponde a 1/125 segundos.
Tanto en las cámaras automáticas como en las manuales se puede elegir una apertura determinada y obtener un tiempo de exposición estimado, y viceversa.
Las aplicaciones del tiempo de exposición se explicarán en próximas unidades.
Las velocidades normales de obturación son:
B 1 2 4 8 15 30 60 125 250 500 1000
Abierto 1” 1/2” 1/4” 1/8” 1/15” 1/30” 1/60” 1/125” 1/250” 1/500” 1/1000


El visor: es un dispositivo a través del cual se observa al sujeto que será fotografiado, haciendo posible componer la escena y enfocar. Principalmente hay dos tipos de visores:
Visor directo: se llama así porque el dispositivo visor es independiente del objetivo. El sujeto se ve a través de un sistema óptico montado en un tubo en el que aparece encuadrado el área de la escena cubierta por el objetivo. Este tipo de objetivos es el que suelen usar las cámaras compactas, en las que no es necesario enfocar. Este tipo de cámaras montan un objetivo fijo que proporciona una imagen nítida en un rango de 2 a infinitos metros.
Visor reflex: la imagen proyectada en la película por el objetivo esta boca abajo e invertida lateralmente. El visor reflex utiliza un espejo para volverla boca arriba y un pentaprisma (bloque de cristal de cinco caras, tres de ellas plateadas), para corregir la inversión lateral, por tanto el fotógrafo contempla la escena en su posición real.
Este es el tipo de visor que llevan las cámaras SLR, también llamadas reflex por esta razón.
El visor directo tiene un problema llamado paralelaje, acentuado en las fotografías en las que el sujeto está cerca de la cámara. Tal como muestra la imagen, este problema consiste en que la imagen visualizada a través del visor no coincide con la imagen enfocada por el objetivo. Esta es la razón por la que se han creado otros sistemas como el visor reflex.

ELEMENTOS ÚTILES QUE ACOMPAÑAN A UNA CÁMARA
Fuentes de luz artificial: en caso de ausencia de luz natural, los fotógrafos utilizan luz artificial para iluminar las escenas tanto en interiores como en exteriores. Las fuentes de luz artificial más utilizadas son el flash electrónico o lámpara estroboscópica, las lámparas de tungsteno y las lámparas halógenas de cuarzo. Otra fuente es la bombilla de flash, lámpara desechable que contiene en su interior oxígeno y un delgado filamento de aleación de magnesio que se dispara una sola vez. En la actualidad ha quedado obsoleta y ha sido reemplazada por los económicos flashes electrónicos.
El flash electrónico (un tipo de estroboscopio) consiste en un tubo de cristal de cuarzo que contiene un gas inerte (un halógeno) a muy baja presión. Cuando a los electrodos sellados a los extremos del tubo se les aplica un alto voltaje, el gas se ioniza y produce un destello de luz de muy corta duración, es decir, un flash. A pesar de que los flashes especiales pueden producir un destello de aproximadamente 1/100.000 de segundo, los normales duran de 1/5.000 a 1/1.000 de segundo. El flash tiene que estar sincronizado con el obturador de la cámara para que el destello de luz cubra toda la escena. La sincronización se lleva a cabo a través de una conexión eléctrica entre la cámara y el flash, que puede ser un soporte montado en la parte superior de la cámara, llamado zapata, o un cable llamado cable de sincronización, que va del enchufe de sincronización de la cámara al flash.
Los flashes automáticos están equipados con sensores, células fotoeléctricas que regulan automáticamente la duración e intensidad del destello para una toma en particular. El sensor, que mide la intensidad del destello al producirse éste, interrumpe la luz cuando se ha conseguido la iluminación adecuada. El flash sincrónico, modelo actual del flash automático, está diseñado para funcionar con una cámara determinada. El circuito electrónico del flash y de la cámara están integrados. El sensor está alojado en el interior de la cámara y mide la cantidad de luz en el plano de la película, lo que permite una medición más exacta de la intensidad del flash.
Los flashes varían en tamaño desde los pequeños incorporados en las cámaras hasta los grandes de estudio. Por lo general, cuanto más grande sea el flash mayor será la intensidad de luz producida. El flash incorporado en la cámara es adecuado para iluminar pequeñas escenas, pero cuando se trata de una escena amplia es preciso un potente equipo de flash de estudio. La lámpara incandescente con filamentos más delgados que los de las bombillas corrientes, proporciona luz continua. Para conseguir un color normal en la fotografía, la lámpara debe usarse con película de tungsteno o con un filtro para equilibrar el color. La luz de cuarzo, de uso corriente en la industria de la televisión debido a la gran intensidad de luz que produce y a la relativa larga duración de sus lámparas comparada con fuentes luminosas de tungsteno, es también popular entre los fotógrafos.
Cuando escasea la luz natural, hay que empezar a usar la artificial. Las posibilidades de ésta son mayores que la de la natural: podemos controlar la intensidad, la dirección, que sea intensa u oblicua,...etc.
Hay tres tipos de luz artificial:
A) Spot: Transmite un haz de luz concentrada dura (usada generalmente para resaltar una parte específica del modelo). Abarca poco espacio y su luz se puede suavizar con un paraguas suavizante.
B) Podemos usar lámparas de luz difusa.
C) Flash: Es una fuente de luz intensa y dura que ocupa poco espacio y es transportable. Ilumina durante un tiempo reducido un espacio amplio. La intensidad de luz disminuye a medida que aumenta la distancia con el sujeto.
Hay dos tipos de flashses:
- El de lámparas: Casi ni existen por antiguos. Había que reponer la lámpara cada vez que se usaba.
- El electrónico.
El flash, al ser una fuente de luz artificial momentánea, ha de estar bien sincronizado con la apertura del diafragma. Además, cuando su luz rebota hay que abrir 2 diafragmas en flashses no automáticos.
Flash estrobostópico (electrónico) o múltiple: En vez de emitir un solo haz de luz, emite varios. Si el sujeto está sobre un fondo oscuro y el sujeto se mueve, obtendremos una imagen en movimiento (como ocurre en las discotecas con la luz intermitente).
Cuanto más lejos está el sujeto, menos útil es el flash (el más potente suele alcanzar los 15 metros). En el caso de estudios fotográficos, se utilizan varios flashses, que funcionan por “simpatía” (al activar uno se activan los demás).
A veces, a pleno sol conviene usar el flash, a lo que se le llama “flash de relleno”. Sirve para evitar, por ejemplo, las sombras duras del sol del mediodía. El inconveniente es que la imagen queda plana.
Cuando hacemos fotografías, tenemos que apuntar con el flash hacia el techo porque la luz directa sobre el individuo es muy intensa y dura. Lo mismo ocurre cuando la persona tiene una pared blanca detrás, porque se produce una sombra dura tras él; para evitarlo, hay que hacer rebotar el flash en un techo blanco porque la reflejará de forma más difusa y evitará las sombras directas (lo perfecto es que el rebote sea de 45º). De cualquier modo, también existen difusores que se colocan en el flash y no hace falta ya dirigirlo al techo.

Fotómetros o exposímetros: los fotógrafos profesionales y los aficionados exigentes utilizan fotómetros para medir la intensidad de la luz en una situación dada y determinar así la combinación adecuada de la velocidad y de la abertura del diafragma. Se utilizan básicamente cuatro tipos de fotómetros: el de luz incidente, el de luz reflejada, el de spot y el de flash, aunque, hablando con propiedad, los fotómetros de spot son un tipo de los de luz reflejada y los de flash pueden serlo tanto de incidente como de reflejada.
Los fotómetros de luz incidente miden la intensidad de luz que ilumina al objeto, la que cae sobre él. Para leer los valores de luz incidente se coloca el fotómetro junto al objeto y se dirige hacia la cámara. Los fotómetros de luz reflejada miden la intensidad luminosa reflejada por el objeto, la que él emite. Para leer este fotómetro se coloca junto a la cámara y se dirige hacia el objeto. La mayoría de los fotómetros de luz incidente pueden también modificarse para su uso como fotómetros de luz reflejada.
Los fotómetros de spot miden la luz reflejada en un área de 1 grado, mientras que los mencionados anteriormente cubren una escala angular mucho más amplia: de 30 a 50 grados para un fotómetro de luz reflejada y de hasta 180 grados para uno de luz incidente. Los exposímetros para flash están diseñados para medir únicamente los destellos de fracción de segundo emitidos por el flash. Los fotómetros combinados están diseñados para medir luz incidente, reflejada y de flash.
Los exposímetros más sencillos poseen una célula fotoeléctrica la cual genera una pequeña cantidad de corriente eléctrica cuando se expone a la luz que acciona una aguja sobre una escala y un dial regulable que indica la velocidad de la película. Cuando el dial coincide con la aguja, el exposímetro muestra las diferentes combinaciones de diafragma y velocidad que producen exposiciones equivalentes, y la cámara podrá ajustarse en consecuencia.
Algunos fotómetros, como elementos sensibles a la luz, están provistos de una célula fotoconductora de sulfuro de cadmio que funciona con una pila de mercurio y es extremadamente sensible incluso en condiciones de luz muy pobres. Una innovación de la década de 1980 fue el uso de diodos de silicio como receptores de luz. Estos exposímetros tienen aún mayor sensibilidad que los de células de sulfuro de cadmio.
Para la fotografía de estudio se suele utilizar un fotómetro especial que mide la temperatura de color. A cada temperatura le corresponde una longitud de onda luminosa diferente que se expresa en kelvins (K) y los diferentes tipos de iluminación tienen su propia temperatura de color. Los medidores de ésta permiten calcular con precisión la luz emitida por los diferentes tipos de lámparas. Esto es fundamental para la fotografía profesional en color realizada en interiores con iluminación artificial, ya que la temperatura de color de las lámparas fluorescentes e incandescentes varía de un fabricante a otro e incluso puede cambiar con el paso del tiempo.

Filtros: Pueden estar hechos de gelatina o de cristal y se colocan delante del objetivo para alterar el color, cambiar el contraste o el brillo, minimizar la neblina o para crear efectos especiales. En la fotografía en blanco y negro se utilizan filtros de color con película pancromática que permite la transmisión del color adecuado mientras impide el paso de los colores que no lo son. Cuando se fotografía un paisaje con un filtro rojo, por ejemplo, parte de la luz azul del cielo se anula y hace que éste parezca más oscuro y, por tanto, se destaquen las nubes. El mismo cielo azul con un filtro amarillo produce un efecto atenuado porque deja pasar mejor la luz azul. El filtro amarillo nº 8 se suele utilizar para fotografiar exteriores en blanco y negro, ya que reproduce el tono azul del cielo de una forma muy parecida a como lo percibe el ojo humano.
Los filtros de conversión, los de color y los correctores se utilizan mucho en fotografía en color. Los de conversión cambian el equilibrio de color de la luz para una película concreta. Las películas de tungsteno, por ejemplo, están diseñadas y equilibradas para la temperatura de color de la luz ámbar de tungsteno. Si se exponen a la luz del día producirán fotos con un tono azulado. El filtro de conversión de la serie 85 soluciona este problema. Por el contrario, la película diurna adecuada para luz natural intensa que tiene una mayor concentración de longitudes de onda azules que la luz de tungsteno, producirá un tono amarillo-ámbar si se expone a la luz de tungsteno. Los filtros de conversión de la serie 80 corrigen este inconveniente.
Los filtros de color se suelen utilizar para hacer pequeños reajustes en el mismo. Los filtros de corrección eliminan los tonos de color que no se desean o añaden un matiz cálido. Los filtros correctores (CC) magenta pueden compensar la luz verdosa de los fluorescentes en las películas de tungsteno o diurnas. Otro tipo de filtro, el polarizador, se utiliza básicamente para reducir reflejos de superficies brillantes y también para aumentar la saturación de color en las fotografías.

LA PELÍCULA O NEGATIVO
Se lo denomina negativo debido a que una vez revelado (proceso químico en el cual aparecen las imágenes tomadas) no se verán las imágenes con los colores reales sino con sus colores complementarios.
Existen diversos tipos de películas que varían en tamaño, en sensibilidad, color o blanco y negro, negativo o diapositiva (positivo).
Las cámaras más comunes y muchas cámaras profesionales utilizan rollos de 35mm, los cuales constan de un solo carrete del cual asoma un extremo que deberá engancharse al carrete existente en el interior de la cámara. Una vez terminado el rollo debe rebobinarse la película, la cual debe haber quedado completamente dentro del carrete del rollo. El tamaño del cuadro del negativo es de 24 x 36 mm.
El otro formato existente, pero actualmente reservado sólo para profesionales (las cámaras antiguas lo usaban) es el rollo 120, de mayor tamaño que el 35 mm, por lo que las fotografías tomadas con 120 serán de una alta definición, ya que la película es de gran tamaño en comparación con el grano.
Sensibilidad de las películas: Existen básicamente dos tipos de películas: las que reproducen las imágenes en blanco y negro y las que lo hacen en colores. Debido a la marcada diferencia que existe entre ambas, las trataremos por separado.
El grado de sensibilidad de las películas, o sea su rapidez para ser impresionada, se mide de varias formas que difieren entre sí, los sistemas más comunes son el ASA y el DIN.
Películas blanco y negro: Las películas muy rápidas de 400 ASA (27 DIN) o mayor graduación son recomendadas para tomas donde se necesita una gran rapidez de operación, aunque perdiendo calidad en los tonos por su grano grueso. Por ejemplo: fotos de autos a gran velocidad, interiores con iluminación insuficiente o fotos con pequeña abertura para favorecer la profundidad de campo.
Las películas de mediana rapidez, sensibilidad de 100 a 200 ASA (21 a 24 DIN), son las más indicadas para el aficionado. Se distingue por su grano fino y por la correcta reproducción de los tonos. Además, permite realizar buenas ampliaciones.
Las películas de poca rapidez, 25 a 64 ASA (15 a 19 DIN), son indicadas cuando se necesitan ampliaciones muy grandes de la imagen, sin que se perciba la estructura granular de la emulsión. La desventaja, lógicamente, es el menor grado de sensibilidad, por lo tanto requiere más tiempo de exposición.
Películas pancromáticas: También denominadas hiperpancromáticas, son las más utilizadas y de mayores ventajas para la fotografía en blanco y negro. Reproduce los colores naturales en tonos que van del blanco al negro. Las tonalidades grisáceas traducen fielmente el brillo de todos los colores. Se elabora en una extensa gama de velocidades (sensibilidad).
Por el contrario, las películas ortocromáticas no traducen correctamente los colores al blanco y negro. Por ejemplo, los objetos rojos y amarillos aparecen muy obscuros, mientras que los azules aparecen muy claros.
Películas color: Comparándolas con las anteriores, las películas en colores son bastante lentas. Las películas negativas, para copias color, tienen una velocidad de 32 a 80 ASA (16 a 20 DIN). Las películas reversibles, para transparencias color, van de 25 a 500 ASA (15 a 28 DIN).

TIPOS DE CÁMARAS
En el mercado se pueden encontrar multitud de tipos de cámaras fotográficas. Según el tamaño y formato de la película, tipo de visor, digitales, compactas, manuales, automáticas, etc.. Para los fines que persigue este curso, la cámara más versátil y completa es la cámara con película de 35mm, reflex (también llamado SLR), ya sea automática o manual.
Bifocal
Compacta
Digital y SLR

¿Por qué la reflex es la más adecuada?
Este tipo de cámara nos permite ajustar la apertura de diafragma, el tiempo de exposición, el enfoque, y el zoom si el objetivo lo permite; ya sea de forma manual o automática. Nos ofrece un encuadre real al utilizar visor reflex. En la mayoría de los casos nos permite intercambiar objetivos en un mismo cuerpo.
Grado de automatismo.- Las cámaras SLR pueden ser manuales o automáticas. Generalmente las automáticas permiten ser manejadas de forma manual. Los elementos que se suelen automatizar son:
-Avance y rebobinado de película: En las cámaras manuales hay que avanzar mediante una palanca y rebobinar manualmente cuando el carrete se acaba.
-Detección de la sensibilidad de la película (sistema DX): Al introducir la película la cámara detecta automáticamente la sensibilidad de la película y se configura para esta.
-Enfoque: para que una cámara sea AUTOFOCUS, tanto el cuerpo de ésta como los objetivos han de serlo.
-Cálculo del tiempo de exposición a partir de una apertura de diafragma o viceversa.
-Autodisparo.
-Programas: la cámara proporciona una serie de modos predefinidos para fotografías como paisajes, retratos, objetos en movimiento, etc... Estos programas juegan con la apertura de diafragma y con la velocidad de exposición principalmente.
-Compensación de exposición: para corregir los errores de exposición en nieve y playa, por ejemplo. De esta cuestión se hablará en el próximo tema.
-Eliminación de ojos rojos con flash.
Una cámara puede ser automática en parte de estos elementos y no serlo en otros.